miércoles, 10 de junio de 2009

Cultura electrónica : Una catarsis colectiva

Fuente: La Prensa Austral

Por Claudio Robson
DJ y productor

Participar en una fiesta electrónica es una experiencia única. Explosión energética donde el DJ se convierte en un director de orquesta, que transforma el “dance floor” (pista de baile) en un lienzo en el cual los participantes van dejando su original impronta multicolor de movimientos y estados emocionales, al son de sonidos futuristas, fuera de este mundo, mezclado con raíces instrumentales. Esta verdadera comunión energética, que traspasa los horizontes etáreos, es una metáfora moderna, a mi parecer del concepto catártico acuñado en los orígenes latinos de la cultura occidental.

La madre del cordero

Para entender esta experiencia hay que comprender que la música electrónica nació de la tecnología, es por eso que ha crecido y se ha transformado de la mano de los avances en esta área. El desarrollo de las técnicas interactivas y multimedia han impactado frontalmente en la música electrónica y su interpretación.
Hoy los compositores intercambian programas de música e incluso sonidos grabados. No es difícil en la actualidad encontrar obras de este género que combinan sonidos electrónicos y acústicos. Buen número de compositores de este género trabaja en colaboración con otros medios como el vídeo, el cine o la danza. Personas pertenecientes a diferentes mundos logran conectarse emocionalmente, pues la música electrónica actual es hija de la globalización, un punto de encuentro entre la diversidad psíquica y étnica inherente al ser humano.

El Rave

Rave significa hablar irracionalmente, en estado de delirio. Frenético, acelerado, alborotado, con extremo entusiasmo. Moverse o actuar violentamente, agresivamente.
En la práctica, más allá de la semántica, Rave se refiere a una fiesta que dura toda la noche, donde predomina la música electrónica.
Preferentemente estos eventos son al aire libre, como playas y lugares exóticos, pero también discotecas. El número de asistentes puede ir de 50 personas hasta 25.000.
En una Rave, el DJ es como un shamán, un sacerdote, catalizador de energía. Controla los viajes psíquicos de los ravers, danzantes por medio de su elección en la difícil tarea de seleccionar la música y desplegando sus habilidades interpretativas, a veces trabajando con un set de beats y samples.
Una gran parte del concepto de Rave es construido a partir de sobrecargas de sensibilidad, una barrera de audio en un estado alterado de existencia psíquica y psicológica.
El concepto actual de Rave no es del todo nuevo. Es tan viejo el hombre. Es comparable a las ceremonias religiosas de los indios americanos, y también a los conceptos de chamanismo en las sociedades esquimales, siberianas e hindú, donde la música es la llave que conduce y empuja a un estado emocional único. Un estado en el que se experimentan ráfagas de sensaciones y visiones.

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