martes, 21 de octubre de 2008

Korg DS-10

Fuente: MeriStation
Por: Emilio Peña

A principios de los 60, el fundador de Korg, Tsutomu Katoh, era propietario de una discoteca. Tadashi Osanai, un conocido acordeonista japonés, tocaba de forma regular en su club usando una caja de ritmos Wurlitzer “Sideman”. Osanai, graduado en ingeniería por la prestigiosa Universidad de Tokio, no estaba satisfecho con su unidad Wurlitzer. Y, estando seguro de que podía construir una mejor caja de ritmos, convenció a Katoh para que financiara su proyecto.

En 1967, Katoh entró en contacto con Fumio Mieda, un ingeniero que quería desarrollar productos de teclado. Impresionado con el entusiasmo y talento de Mieda, Katoh le hizo un encargo. “Vete a casa y desarrolla un producto de teclado que podamos fabricar y vender.” Dieciocho meses más tarde, Mieda volvió a la instalación Keio con un prototipo de órgano. A diferencia de la mayoría de los órganos del mercado por aquel entonces, el prototipo de Mieda tenía la capacidad de programación de sonido como un sintetizador. Se produjeron y vendieron cincuenta de ellos con el nombre Korg, que se obtuvo con la combinación de las palabras Keio y Organ.

Durante los sesenta y setenta, el mercado del órgano creció rápidamente y fue dominado por grandes empresas como Baldwin, Hammond, Wurlitzer y Lowrey. Katoh estaba preocupado a cerca de poner a su pequeña empresa en directa competencia con esos gigantes. Así que quedó muy interesado cuando un músico japonés que había estudiado en la Berklee School of Music le dijo que su órgano no era distinto de un sintetizador. (Por aquel entonces, el mercado del sintetizador era un espacio muy especializado poblado por pequeñas y emergentes empresas.)

De manera que, en 1973, usando muchos de los conceptos básicos del órgano diseñado por Mieda, la compañía presentó el Mini-Korg, un sintetizador monofónico. Basándose en el éxito del Mini-Korg, Katoh dedicó cuantiosos recursos al desarrollo de otros sintetizadores. Entre 1973 y 1977 la empresa desarrolló docenas de nuevos teclados bajo la marca Korg. 1975 vio la presentación del Maxi-Korg y el 900 PS sintetizador polifónico, preset. Un año más tarde, fueron desvelados el PE-1000 (Polyphonic Ensemble) y PE-2000 (Polyphonic Ensemble Orchestra). El siguiente fue el PS-3300 en 1977 y, como el MS10 y MS20 que fueron presentados en 1978, es todavía codiciado por artistas dance y tecno.

De lo analógico a lo digital

Para conmemorar los 20 años de la aparición en el mercado del modelo MS10, Nintendo España, nos trae este producto creado por Procyon Studio y Cavia inc. Este “videojuego” nace como emulación de un hardware analógico en nuestras consolas, requiriendo así de nuestros conocimientos sobre la música, y más concretamente del género de la electrónica. La interfaz gráfica con la que tendremos que ir trabajando nuestros temas musicales es muy intuitiva, monocromática y funcional. Con el stylus es muy fácil ir desplazándose a través de los menús por la pantalla, aunque lo ideal sería que la consola dispusiera de las dos pantallas táctiles para facilitar aún más la navegación.

El apartado que tiene mayor importancia en este juego, por descontado que es el sonoro y para ello tenemos a nuestra disposición muchas opciones para desarrollar nuestras creatividad a través de:

  • Dos sintetizadores analógicos con la finalidad de componer melodías.
  • Un módulo de percusión para poder realizar nuestras bases.
  • Un secuenciador de 6 pistas, herramienta principal de composición, programación y control sobre los equipos de instrumentación electrónica musical.
  • Un mezclador multipistas, para regular el volumen de los dos sintetizadores y los cuatro canales del módulo de percusión.
  • Un multiefectos similar al Kaoss Pad de Korg, que permite un control en tiempo real del procesado de efectos digital.
  • La posibilidad de unir varias consolas conectadas de manera inalámbrica, por lo que las opciones para la interpretación musical son casi ilimitadas.

El trabajo compositivo se crea a través de patrones (de 4 compases máximo), de los que puedes guardar hasta 16 diferentes, copiarlos para facilitar las modificaciones y volverlo a guardar, etc.. Nos permite crear 18 archivos o composiciones diferentes de hasta 100 compases. El sonido que se puede conseguir a través de los altavoces de la consola pierde mucho, por lo que aconsejamos una amplificación externa a través de auriculares o similares, recordad que estamos hablando de una emulación de un sintetizador primitivo. Para sacarle partido a este cartucho, no basta con pasar 5 minutos delante de las pantallas de la DS, hay que dedicarle tiempo, paciencia y dedicación, familiarizarse con los efectos, personalizarlos a nuestro gusto.

(…)

Conclusión

Esperemos que las aplicaciones prácticas de este producto en el mundo de la producción musical, puedan ayudar a los productores noveles a comprender como se las tenían que ingeniar a finales de los 70, para componer temas con un sintetizador tan básico a la par que funcional. El mejor homenaje que se le podía hacer desde el mundo de los videojuegos a la máquina fetiche de muchos productores de música electrónica. Donde el transcurso del “juego” no viene impuesto por ninguna normativa a seguir, siendo el factor creativo nuestro único aliado. Es un verdadero lujo poder manejar un sintetizador tan mítico a través de nuestra Nintendo DS.

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