miércoles, 4 de febrero de 2009

Pascal Kleiman: “No hay que bajar nunca los brazos ni darse por vencido”

Fuente: Levante-emv.com

En una sesión. Kleiman maneja los botones con los pies en una discoteca kyle lyons

Es Pascal Kleiman, el dj sin brazos cuya vida filmada en el corto “Héroes, no hacen falta alas para volar”, de Ángel Loza, ha ganado un Goya. Su alegría es que le vean como ejemplo de superación.

María Tomás, Valencia

-¿Cómo fueron los Goya?

-Emocionantes, no me lo esperaba. Estaba contento de la nominación y fui para ver la celebración sin pensar que iba a subir yo también. Creíamos que no nos lo daban. Había mucha competencia.

-¿Y salir en los medios?

-Es una recompensa. Hacer el corto ha sido unas veces agradable, otras menos, a veces difícil. Te coge mucha energía.

-¿Qué opina de “Héroes”?

-Es difícil expresar algo. Soy el protagonista. Es como explicar qué pienso de mi vida. Me gustaría que la gente lo vea. Me ha gustado ver las imágenes de pequeño y recuperar la visión de mi padre y mis abuelos. Un punto para la eternidad.

-¿Qué opina de Ángel Loza?

-Ángel es un ángel. Lo conocí en Attica. Cuando me llamó 17 años después, me acordaba de que me había dicho entonces que haría una película cuando estuviera preparado. Fue surrealista comprobar que así ha sido.

-¿Qué dijo en el escenario?

-Que estaba contento de que algunas personas vieran en mi una prueba de superación.

-También que fuera útil.

-Que sirva para motivar a quienes han tenido que esforzarse más para conseguir algo. En época de crisis está bien buscar la inspiración en gente a la que aún no le han dado la oportunidad porque son minusválidos. Ahora empieza a reconocerse, pero es difícil ver a un minusválido recoger premios. Es un símbolo para la crisis. Hay que buscar en lo profundo de la sociedad, donde están realmente las fuerzas, para salir adelante.

-¿Qué le diría al que se hunde?

-Que siempre se puede. No hay que bajar nunca los brazos ni darse por vencido. La vida es maravillosa y te esperan cosas buenas a condición de que tú también des el primer paso. Si no lo haces no lo sabrás nunca. Hay que intentarlo todo.

-¿Cómo aprendió a manejarse?

-No lo aprendí. Fue instintivo. Me contaron que de pequeño lloraba cuando me ponían ese pijama que tapa los pies y era porque me cortaba el movimiento. Mis hijos saben manejarse con los pies, aunque también usan las manos. Gracias a ellos veo que el mundo puede ser mejor.

-¿Por qué la música?

-Ha sido como un hermano. Me ha motivado, me ha hecho viajar. Suaviza penas y dolores. Mi padre era clarinetista, tocaba jazz y tenía muchos discos. Ha sido mi droga.

-¿Y por qué la electrónica?

-Cuando descubrí la música electrónica en los discos me sentí atraído por ellos, por programarlos, estudiar la técnica. No sabía cómo hacerlo. Al principio, en casa, con un ampli, un plato y un radiocasete, cambiaba los temas apoyándome sobre botones. Luego me compré un mesa de mezclas y platos para probar si técnicamente lo podía conseguir. Estuve horas y horas y horas y vi que no me salía tan mal. Me gustó, así que dejé el Derecho. Además, tengo dos tiendas de discos, Psylove, en Valencia (Pasaje doctor Serra y Mercado de Fuencarral) y trabajo con el sello Two records, donde grabamos a muchos músicos de Valencia.

-¿Por qué Valencia?

-En los 80 fue la capital musical y siempre tuvo algo especial, mucha actividad. Lástima que se haya torcido políticamente. Han preferido insistir en otras cosas en vez de fomentar una cultura de la música.

¿Qué se siente cuando tienes un montón de gente a tu ritmo?

-La mejor sensación que conozco. Ser un canal transmisor, olvidarte de ti mismo, sentir la energía de todo el mundo y vincularla con el más allá. Consigues hacer sonar la música de tal forma que todo el mundo baila como un corazón batiendo.

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