miércoles, 3 de septiembre de 2008

Música electrónica, purpurina y mucho movimiento

Fuente: Norte Castilla

La Partydance de este año está dedicada a la influencia de la música en la vida a lo largo de los últimos 100 años

04.09.08 - LÍA Z. LORENZO | VALLADOLID

Año 1989. Berlín está a punto de vivir uno de los acontecimientos que cambiarán a Europa en los años 90. Poco antes de que caiga el muro de la vergüenza, la ciudad alemana sorprende al mundo con una fiesta en la calle al ritmo de la mejor música electrónica del momento. Hay quien asegura que la primera Love Parade fue una protesta para pedir el entendimiento internacional a través de la música. Otros afirman que tan sólo fue una fiesta.

Y ese espíritu contestatario que nació en 1989 se ha trasladado a Valladolid desde el año 2001, cuando la música electrónica llegó a la capital del Pisuerga de la mano de la Paradance. Fue la locura. Chicos y chicas en plena edad del pavo se acumularon en sendas colas frente a la Casa Revilla para poder hacer el casting que les llevara hasta uno de los camiones. Los requisitos eran concisos y sencillos: sentido del ritmo, ganas de divertirse y una imagen acorde con lo que buscaban los organizadores. La cantidad de gente que se congregó en las calles de la capital hizo que el Ayuntamiento se atreviera con una segunda edición, en la que ya se veían las diferencias en los camiones.

Homenajes

Desde entonces, se han sucedido una serie de homenajes de la Partydance. El primero fue a Valladolid como ciudad y llegó en el año 2004, cuando los ‘trilers’ se vistieron de Puente de la Hispanidad, Museo de la Ciencia o Plaza de España. Los lugares más emblemáticos de la ciudad se movieron por la capital por primera vez en la historia. El 2005 fue el momento de recordar el cine, más concretamente, la Seminci, que celebraba su 50 cumpleaños. Así que el séptimo arte se bailó con los ritmos techno toda la noche.

La edición del 2006 fue muy especial, porque la música latina se apoderó de la noche vallisoletana, ante el delirio de los que acompañaron a la Partydance, que encontraron en la mezcla la excusa perfecta para no parar de mover los pies durante más de cinco horas consecutivas. En una de las carrozas, la cubana Lucrecia animaba a no dejar de bailar.

El 2007 convirtió a Valladolid en la gran capital del Mundo. Nueva York, Tokio, Londres y Berlín se subieron a los camiones en un claro guiño a la intención de ser cosmopolita. Río de Janeiro puso la nota latina en una edición marcada por la música más europea. A la espera de lo que pueda desvelar la Partydance de este año, los vallisoletanos aguardan para bailar.

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